“¡Oh Corpus Christi!
¡Oh Corpus de absoluto silencio!”

Los versos de Federico García Lorca presentan uno de los elementos más poderosos y más sorprendentes del Corpus en la ciudad de Toledo: el silencio que se respira en las calles y plazas de su casco histórico cuando el cortejo procesional las recorre.

Fiesta mayor de la ciudad, celebrada en torno a la Eucaristía, el Corpus es en Toledo espiritualidad y colorido barroco. Desde el año 1418 el quebradizo urbanismo del casco histórico se convierte en un grandioso escenario que con el paso de los siglos ha ido evolucionando para convertirse en la fiesta más toledana, en la más enraizada y querida por sus habitantes.

Todo comienza al mediodía, con los cielos siempre azules de los últimos días de primavera y las calles de la ciudad cubiertas con los tradicionales toldos que, como palio grandioso, acogen el paso de la carrera procesional. Esas mismas calles se encuentran desde primeras horas de la mañana tapizadas de tomillo, mejorana y cantueso, una alfombra de olores que envuelve el paso de la procesión que, tras su salida por la Puerta Llana de la Catedral, produce en vecinos y visitantes una impresionante y profunda sensación de elevación espiritual.

Sensación que se incrementa cuando se acerca el paso del Cuerpo de Cristo en la custodia de Arfe, primorosa obra de orfebrería en la que se utilizaron 12.500 tornillos, 5.600 piezas y 260 estatuillas de diferentes tamaños y en la que se emplearon 183 kilos de plata y 18 de oro, aparte de perlas, esmaltes y pedrerías.

El visitante que llega a Toledo para presenciar la procesión del Corpus se encuentra con una ciudad engalanada en la que el clero, las autoridades, las entidades culturales, los gremios, el ejército y el pueblo, sobre todo el pueblo, se vuelcan para participar, como escribió Guillermo Téllez, “en el espectáculo más respetable de la cristiandad, que une a la mayor devoción estática, la máxima alegría, la más honda devoción, el más alto decoro y la más condensada manifestación de arte”.

En la Cuatro Calles, en la popular plaza de Zocodover, por la estrecha calle de Rojas, cualquier sitio es bueno para presenciar el paso de la procesión del Corpus, que a duras penas avanza por el quebradizo trazado de la legendaria ciudad. Una fiesta convertida en tradición y profunda vivencia espiritual, enmarcadas ambas en la milenaria historia y el inigualable arte que Toledo encierra.

Los preparativos

Semanas antes de la celebración del Corpus, Toledo se va preparando para vivir su Fiesta Mayor. Este espectacular auto sacramental callejero convierte el espacio urbano del casco histórico en un impresionante escenario decorado para la ocasión con reposteros, macetas, colgaduras, guirnaldas, faroles e imágenes que engalanan calles y plazas; destacando entre ellos los ricos tapices de la escuela flamenca que cuelgan de los muros exteriores de la Catedral. El recorrido procesional queda cubierto por toldos o cielos que a modo de gran palio acogen la exposición pública y solemne de la Eucaristía.

La víspera

Los gigantes y cabezudos toman las calles la tarde de la víspera de la celebración del Corpus. Los cohetes anuncian su salida en la que van acompañados de la tarasca, animal con forma de tortuga y cabeza de dragón que lleva sobre el lomo una muñeca que recibe el nombre de Ana Bolena. Bandas de música, pasacalles y animadores completan esta popular cabalgata que recorre las ornamentadas calles toledanas.

Poco a poco Toledo se va inundando de vecinos y visitantes que se disponen a cumplir en un animado ambiente la tradición de realizar el recorrido por el que al día siguiente pasará la procesión. Sobre las once de la noche, una comitiva oficial se encarga de inaugurar la carrera procesional; el grupo va precedido del pertiguero, figura que con una pértiga de madera comprobará, según marca la tradición, que los toldos tienen la altura suficiente para no obstaculizar el paso de la custodia.

La procesión

La ciudad despierta con casi todo preparado, se dan los último retoques y cohetes y morteros anuncian el comienzo de este acto festivo y litúrgico.

A las once de la mañana parte la procesión del Corpus desde la Puerta Llana de la Catedral. Horas antes el recorrido se encuentra repleto y el fervor se respira en un ambiente cargado de profunda espiritualidad. Es el Cabildo catedralicio el encargado de la organización de la procesión que durante dos horas recorre calles y plazas del centro histórico de la ciudad: Plaza Mayor, Cuatro Calles, calle Ancha, Zocodover (donde realiza una breve parada), Sillería, Alfileritos, San Vicente, Alfonso XII, El Salvador, plaza del Ayuntamiento... ven pasar el cortejo procesional siempre inundado de respeto, espiritualidad y silencio sólo roto por los aplausos al paso de la custodia. Después, la procesión vuelve a entrar a la Catedral por la puerta Llana.

El largo y colorido desfile, que se ordena teniendo en cuenta sus fines, misión y antigüedad, llevando siempre como eje central el Corpus Christi en la custodia de Arfe.

La custodia de Arfe

Sin duda alguna, la gran custodia del renano Enrique de Arfe, es el epicentro de la procesión y de toda la festividad del Corpus. En esta primorosa obra de orfebrería se utilizaron 7.500 tornillos, 5.600 piezas y 260 estatuillas de diferentes tamaños y en la que se emplearon 183 kilos de plata y 18 de oro, aparte de perlas, esmaltes y pedrerías.

Consejos útiles

• La procesión (que se celebra sesenta días después de la Pascua de Resurrección) se desarrolla este 2017, el jueves 15 de junio.
• Junto a la procesión, otros actos religiosos se celebran en la Catedral de Toledo durante estos días. La custodia permanece en las naves del templo catedralicio siendo una oportunidad única para contemplarla fuera de su lugar  habitual.
• El Ayuntamiento elabora un amplio programa festivo para todas las edades en la que no falta los conciertos y los toros. El recinto ferial de La Peraleda acoge carruseles y atracciones de todo tipo durante toda la semana.
• Dentro de ese programa hay un concurso de patios que premia a los mejor conservados y engalanados. Esos patios, la mayoría particulares, se abren al público durante estos días.
• Desde primeras horas de la mañana los accesos al casco histórico de la ciudad están restringidos al tráfico, por lo que es aconsejable estacionar el vehículo en alguno de los aparcamientos exteriores y acercarse al recorrido a pie.
• A lo largo de ese recorrido hay sillas en calles y plazas que se ponen a la venta los días previos.
• Recuerde que en esta época del año el calor suele ser invitado habitual por lo que las zonas de sombra suelen estar más cotizadas.
• Acuda con tiempo para poder elegir un buen sitio y, si puede, recorra las calles al amanecer disfrutando de un ambiente especial y del intenso olor a tomillo, mejorana y cantueso.
• Desde Madrid se llega a Toledo por carretera en una hora escasa. Hay AVE Y autobuses cada media hora que conectan ambas ciudades desde primeras horas de la mañana hasta las últimas de la noche.