Situada al nordeste de la provincia de Guadalajara, Molina de Aragón es un tesoro por descubrir. Sus murallas encierran un rico patrimonio y el paseo por sus callejas y plazas nos trasladan a la Edad Media. El Castillo domina la vista general y la Torre de Aragón vigila desde el cerro. El barrio judío mantiene una gran belleza medieval. El Puente Románico es símbolo de la villa, realizado en peculiar arenisca roja. Sus templos nos llevan desde la serena belleza del románico de Santa Clara, a Santa María la Mayor de San Gil, pasando por el renacimiento reflejado en San Pedro o el neoclásico del Convento de San Francisco.

Puente románico de Molina de Aragón.

Muy cerca, en Campillo de Dueñas, se levanta imponente el Castillo de Zafra. Una fortaleza convertida en lugar de peregrinación para los seguidores de Juego de Tronos, ya que allí se han grabado algunas entregas de la famosa serie. El Señorío de Molina ofrece una conjunción perfecta entre patrimonio y naturaleza.

Castillo de Zafra (Campillo de Dueñas).

También a escasos kilómetros de Molina, el río Gallo, encajado entre rascacielos de piedra arenisca, traza un cañón en forma de hoz: es el Barranco de la Hoz, puerta natural del Alto Tajo. Una hermosa ermita de orígenes templarios y una antigua hospedería reciben al visitante. La montaña da abrigo a un hermoso mirador de cuevas y balaustradas al que se puede subir andando o en vehículo desde Corduente.

Virgen de la Hoz (Corduente).

El Parque Natural del Alto Tajo es una cumbre de la biodiversidad castellanomanchega. Su poca masificación y excelente estado de conservación nos permite disfrutar, entre sus pinares y bosques de ribera, de una agradecida serenidad.

Salto de Poveda, Alto Tajo.

La visita a estos escenarios, que cuentan con una cuidada oferta hotelera y gastronómica, se puede compaginar ahora con la visita a las exposiciones ‘Los siglos del Barroco en el Señorío de Molina’ y ‘Entre albogues y clarines. Instrumentos musicales en la obra de Cervantes’; ambas abiertas hasta el 28 de agosto en la Casa de la Cultura de San Francisco de Molina de Aragón. Las dos se enmarcan en la celebración del cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes.

La primera ofrece la posibilidad de ver, por un lado, los doce cuadros que integran el conocido como Apostolado de Peralejos de las Truchas. Se trata de copias directas de originales de José de Ribera, realizados por el pintor valenciano Miguel March (c. 1633–c. 1670). Junto a estas obras encontramos los Ángeles Inmaculistas de Tartanedo, de mediados del siglo XVIII y pertenecientes a la capilla de los Montesoro de la iglesia parroquial de San Bartolomé, en Tartanedo. En la segunda se exhiben 120 instrumentos musicales seleccionados de entre los más de 900 que componen la colección de Ismael Peña (músico, cantante, investigador y folklorista). Y es que pocos libros como El Quijote reflejan mejor una época donde la música era fundamental. En la muestra se pueden contemplar todos los instrumentos musicales que nombra Cervantes en sus obras.

Como le decía Sancho a una duquesa en un pasaje de la obra cervantina: “Señora, donde hay música no puede haber cosa mala”.

Exposición "Los Ángeles Inmaculistas de Tartanedo" en Molina de Aragón.