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Semana Santa para todos los sentidos (2)
Variedad ante todo. Los festejos que inundan los pueblos y ciudades de Castilla-La Mancha a partir del Viernes de Dolores (7 de abril en este 2017) tienen en común (como en todo el orbe cristiano) la celebración de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, y si bien en el fondo del asunto el espíritu es el mismo, en la forma la cosa cambia si somos capaces de elegir bien nuestro destino. Y eso, variedad, pero también fervor, pasión, arte y recogimiento es lo que ofrecen Ciudad Real, Ocaña (Toledo), Tobarra (Albacete) y Albacete, durante la Semana Santa. Unas celebraciones que cuentan con la distinción de Fiesta de Interés Nacional. Por algo será.

Ciudad Real: devoción y máxima expresión artística
Con influencias castellanas, pero también levantinas y andaluzas, la Semana Santa de Ciudad Real es una invitación a vivir unas celebraciones caracterizadas por una profunda y arraigada devoción, y una sobresaliente expresión artística. 24 hermandades, 34 pasos y más de 5.000 cofrades protagonizan unas celebraciones donde se ensalza la imaginería de los pasos y donde miles de personas inundan calles y plazas. Las entradas y salidas de los templos son lugares que encierran una magia especial, sin olvidar –y para ello el visitante deberá informarse bien– aquellos rincones donde los cofrades se detienen para dejar que las saetes inunden la noche con su sonido.
Junto a esas señas de identidad, la Semana Santa de Ciudad Real está arropada por un amplio e intenso programa que, bajo el nombre de «Encuentro de Pasiones», ofrece, además de toda la información sobre las procesiones, un amplio abanico de actividades y actos que nos invitan disfrutar de la gastronomía, de la cultura y del patrimonio que ofrece la ciudad a sus visitantes.

Ocaña: el silencio
El silencio es quizás la nota más característica de la Semana Santa de Ocaña. La villa, encrucijada de caminos y con un rico patrimonio artístico, se vuelca durante estos días con unas celebraciones que encierran más de 400 años de historia. Sobrecoge el silencio y la sobriedad de sus procesiones, que recorren calles y plazas desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección manteniendo viva una tradición secular. Sus diez Hermandades y Cofradías, algunas de las cuales datan de los siglos XVI, XVII y XVIII, aglutinan a 2.000 cofrades. Uno de los momentos cumbre es la procesión de Viernes Santo, donde la imagen articulada de Jesús Nazareno, patrón de la localidad, escenifica las caídas camino del Calvario; junto a ella, la Verónica y Nuestra Señora de la Soledad, imágenes también articuladas, participan en una cuidada escenificación en las que les acompañan los Armados, llamados así por portar en este desfile procesional medias armaduras de los siglos XVI y XVII.
La sobriedad y el silencio dan paso, una vez contagiados de los desfiles procesionales, al disfrute más festivo y ocioso de una localidad que, para sorpresa del despistado visitante, encierra un bullicioso ambiente y un exquisito patrimonio histórico y artístico cuajado de conventos, iglesias, ermitas, palacios, calles, plazas, fuentes...

Tobarra: un redoble de tambores
En el límite geográfico de Castilla-La Mancha, con el Mediterráneo a poco más de un centenar de kilómetros, retumban, en Semana Santa, los tambores de Tobarra. Desde la tarde del Miércoles Santo y hasta la medianoche del Domingo, un estruendo provocado por miles de tambores se apodera de calles y plazas atestadas por decenas de miles de visitantes que no quieren perderse una de las tradiciones más peculiares de España durante estas fechas. Si decide acercarse a la localidad albaceteña no lo dude, el Viernes Santo es el día indicado. En esa jornada la figura articulada de Jesús el Nazareno realiza la bendición ante el repentino silencio de los miles de tambores que, tras la bendición, volverán a irrumpir con estruendo hasta alcanzar 104 horas, todo un récord. Es obligada la visita al Museo del Tambor y deleitarse con la imagen de la Virgen de los Dolores de Francisco Salzillo.

Albacete: una manera de sentir
“Una manera única de sentir...”. Así reza el lema elegido por la Junta de Cofradía para la Semana Santa de Albacete. Una celebración doble pues hace solo unos días fue declarada de Interés Turístico Nacional. Respeto, devoción, solemnidad y belleza artística en sus 36 tallas, imágenes o grupos escultóricos son algunos de los elementos que el viajero encontrará durante estos días en las calles y plazas albacetenses. Un momento muy especial es el que se vive el Jueves Santo, cuando la ciudad apaga su alumbrado mientras la Procesión del Silencio recorre las calles iluminada únicamente por la imagen del Santísimo Cristo del Consuelo. Otra que suscita el interés de vecinos y visitantes es la protagonizada por los niños el Lunes Santo portando reproducciones a escala de los principales pasos. Son tan solo un par de ejemplos de las 24 procesiones que, organizadas por las 14 cofradías, representan cada una de los actos de Semana Santa desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección.