Este camarín, por su decoración, está muy en línea con los camarines andaluces y posee una clara influencia rococó.
Su planta es cuadrada y se alza sobre diminutas pilastras corintias en los ángulos, que sostinen la cúpula encamonada, apoyada sobre pechinas, y coronada por una linterna decorada con diminutos angelitos.
Está decorada con abundantes yeserías, molduras mixtilíneas, flores y ménsulas que alternan con alegorias marianas como los espejos con marcos de yeso, símbolo de la pureza de María.
La imagen de la Virgen del Rosario se sitúa sobre una peana móvil que permite girar la imagen en momentos puntuales. No es la antigua imagen, si no una creada por Federico Collat y restaurada por Luis Álvarez Duarte.
El Camarín contaba con escalera desde su inicio, pero se encontraba en muy malas condiciones y se rehabilitó. El espacio de la actual, cuyo ascenso presenta la idea de la accensión a un plano superior, permite visitar la imagen y acceder a una pequeña exposición- museo donde se encuentran algunos de sus mantos, túnicas y joyas entre otros objetos.