Se trata de un pequeño municipio que posee la magnífica iglesia de San Bartolomé, románico rural del S.XII, declarada monumento nacional en 1965. Destaca la capilla de San Galindo del S.XV y el el friso horizontal que recorre el muro exterior, único en su género, y que representa el tema iconográfico de los meses del año según las faenas agrícolas. En el ábside, un rosetón mudéjar, formado por la intersección de dos triángulos equiláteros adquiere la forma denominada como "sello de Salomón", en el interior del exágono resultante se encuentra la cruz sanjuanista de ocho puntas.
Su entorno natural invita a la práctica de todo tipo de actividades relacionadas con la naturaleza.