Pueblo dedicado a la agricultura y la ganadería que ha ido poblándose con motivo de la emigración. Hoy en día cuenta con no más de veinte habitantes durante el invierno, pero puede llegar a alcanzar unos doscientos en verano.
Dentro de sus monumentos más emblemáticos está el Torrejón y la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista.
La Iglesia es de mampostería y esquinales de sillar. Posee una cornisa de piedra moldurada y tiene espadaña sobre el piecero con dos huecos para las campanas. En ella destaca a la entrada de la cabecera un arco triunfal con columnas cilíndricas y al norte, una capilla con bóveda de terceletes, formados por nervatura de piedra y con un arco en su entrada.
También es de destacar la existencia de una atalaya construida en la parte más alta del pueblo, junto a la iglesia, de planta cuadrada y fábrica de mampostería y sillarejo, utilizada actualmente como depósito del agua.